Pan de trigo temporal y melancolía,
un segundo en el Olimpo es una hora
en el toilet de los trenes que abolían
las ciudades que se pudren con la aurora.
Soy un trago amargo y cicatriz del día,
palabra obscena que te apagó la aureola,
con la boca rebosante de lejía,
Dios resbala de tus ojos cuando lloras.
Lágrimas de cloroformo e inútil sueño,
ya sabrás si me conformo con caer dormido,.
Dile a mi madre que su hijo ha muerto.
Me llevo los libros, la guitarra y el vino;
un burdel de luto la noche de mi entierro.
El mundo es una aventura en el olvido.
Autor: Rodolfo Navarrete