El agua aprendió a dormirte entre sus brazos.
Una vértebra marina
adorna la tragedia de mis costas.
Un color venenoso
entinta los labios de algas,
con la sal extendida sobre julio
y ese matiz, derramado en el cuello,
atento al zambullido del mundo,
al doble mortal de la lágrima
desde el abdomen
hasta el milagro profundo de tu anchura.
El día que el azul me deseque, la noche
volverá a ser amable en su hemorragia
y podré vendar de nuevo con tu nombre
los acantilados que hoy me abren entera.
(del libro: “El insomnio de los verbos cansados”. LN Ediciones, 2017)
Autora: Marian Raméntol