Nada me sobrecoje más que tu partida
a quién pregunto o culpo
dónde te encuentras
madre dime ahora
que los días son lágrimas y cierre
te fuiste hacia a un mar desconocido
a una galaxia lejos de la Tierra
donde mi voz no adviertes
no se oye.
Grito con fuerza y nadie me responde
el vacío y el eco multiplica
partículas exactas de un engaño
que ha marcado mi vida
y no rozo tu piel
ni son tus manos
la calma del dolor que me acompaña
si existe un Dios
que venga y lo demuestre
¡quiero abrazarte ahora!
y si no existe no seré creyente
no aceptaré esperanza de los Dioses
romperé sus figuras y amuletos
y seguiré gritando
hasta encontrarte.
Autora: Aigua Maria