Sucede cuando una puerta se cierra detrás tuyo
y no vuelve a abrirse nunca,
todas las palabras que desde entonces pronuncies
sonarán añejas como el rito de los funerales,
desconcertantes y dolorosas.
Aquella tarde
mi casa tenía un semblante de ventanas blancas y
silencio, demasiado silencio.
Me senté sobre unas flores en ell jardín,
con la frente apoyada en mis rodillas,
a los catorce años,
con los puños bien cerrados
con el cabello tan revuelto de mis entrañas.
Autor: Rodolfo Navarrete